Muchos estudiantes de español no saben bien cuándo utilizar gran o grande, primero o primer. Gramaticalmente se dice que gran es la apócope de grande, su “versión corta” por así decirlo.
Se pueden apocopar los siguientes adjetivos:
— alguno y ninguno que pasan a ser algún y ningún
— bueno y malo que se quedan en buen y mal
— primero, tercero, y postrero pasan a primer, tercer, postrer
— santo se queda en san
— grande pasa a gran
Podemos tomar como regla general que normalmente sólo se puede apocopar cuando el adjetivo está en masculino, singular y delante del sustantivo. De hecho, normalmente si se puede, se debe apocopar. Veamos ejemplos de cómo se usan y cómo no se pueden usar:
— alguno y ninguno: hombre alguno o algún hombre, árbol ninguno o ningún árbol. Como estamos obligados a apocopar no podemos decir ninguno árbol.
— bueno y malo: un hombre bueno o un buen hombre; un sueño malo o un mal sueño.
— primero, tercero, y postrero: el capítulo primero o el primer capítulo, el domingo tercero del mes o el tercer domingo del mes. Hay palabras que forman con su apócope un concepto por sí mismo (primer plato, no se puede decir plato primero; Tercer Reich, no Reich Tercero; …)
— santo: santo se acorta por san con los nombres de santos concretos. Así, no se dice Santo José sino San José. Hay algunas excepciones como Santo Tomás o Santo Domingo. Cuando santo es una cualidad no se apocopa: un varón santo o un santo varón.
— grande: un edificio grande o un gran edificio. Grande también se puede apocopar en femenino: una gran fiesta.
Buen, mal, gran, y san deben preceder inmediatamente al sustantivo: buen caballero, mal pago, gran fiesta, San Antonio, el apóstol San Pedro. No podría decirse: mal, inicuo, inexcusable proceder; gran opíparo banquete. Los demás adjetivos susceptibles de apócope permiten otro adjetivo en medio: algún desagradable contratiempo, el primer infausto acontecimiento. Pero cuando al adjetivo sigue una conjunción, no se puede acortar: el primero y más importante capítulo.