La expresión «violencia de género» es equivalente a la expresión «violencia contra la mujer».
La primera vez que se estableció el concepto de «violencia de género» tal como lo mantenemos hoy en día fue en 1993, en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de la Organización de Naciones Unidas1. Es el «sistema patriarcal», que considera al género masculino superior al femenino, la base de la discriminación y la violencia contra la mujer.
En 1999 la ONU estableció el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Se calcula que 7 de cada 10 mujeres sufren actos violentos, y que 600 millones de mujeres viven en países donde la violencia de género no se considera delito.
En España es también un gravísimo problema. En el año 2011 61 mujeres fueron asesinadas por su pareja o expareja, y 49 en el 2012, según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Sin llegar al extremo de la muerte, se ha calculado que cerca del 11% de las mujeres españolas (¡casi 2 millones de personas!) han sufrido alguna vez en su vida este tipo de violencia. Y se ha visto que cuando una mujer denucia suele llevar de media unos diez años sufriendo malos tratos.
Hasta hace unas décadas era relativamente frecuente oír la expresión «mi marido me pega lo normal». Afortunadamente la conciencia social sobre el tema ha ido aumentando y en el año 2004 se aprobó una ley muy importante para proteger a las mujeres que sufren violencia por parte de su pareja o expareja: La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. La ley establece lo que se llama la «orden de protección», que consiste en varios tipos de medidas para evitar que el agresor pueda dañar a la víctima (como prohibir que se acerque o se comunique con ella, se llama “orden de alejamiento“) y para ayudar a la víctima a que se cure y salga adelante (dándole una ayuda económica, atención psicológica, acceso a una vivienda protegida, etc.). Tan sólo en el año 2010 se solicitaron 37.908 órdenes de protección.
Los hijos e hijas de las mujeres maltratadas son los grandes olvidados. También sufren la violencia pero se sigue considerando que un hombre que maltrata a su mujer puede ser un buen padre. Y que debe seguir viendo a sus hijos aunque exista una orden de alejamiento de la madre. Hay niños y niñas que han sido asesinados por sus padres como venganza contra sus exmujeres. Afortunadamente en la actualidad existen leyes para proteger a los menores y que esto no ocurra.
Pero más allá del maltrato ejercido por la pareja o expareja, lo que se ha llamado «violencia doméstica», existen otras formas gravísimas de violencia contra la mujer, y por desgracia muy cotidianas, como son las siguientes:
- El salario de las mujeres sigue siendo inferior al de los hombres. Las mujeres ganan un 22.55% menos de media al año por un trabajo de igual valor. Además ocupan un porcentaje minoritario en los puestos de responsabilidad. El poder en la toma de decisiones sigue estando en manos de los hombres. En algunas organizaciones, como partidos políticos, rige la «ley de cuotas» (tiene que haber un porcentaje obligatorio de mujeres). Pero esto no elimina la principal dificultad de las mujeres para ascender en el trabajo: son ellas las que se siguen encargando mayoritariamente de las tareas de la casa y el cuidado de niños, personas mayores y enfermos. Esta «doble jornada» hace que la mujer se sienta sobrecargada, culpable si no llega a todo, insatisfecha, y con síntomas de estrés y depresión en muchos casos.
- Los delitos contra la libertad sexual siguen siendo muy numerosos: en 2009 se produjeron 6562 delitos conocidos de abuso, acoso y agresión sexual. Resaltamos que son delitos «conocidos» porque hay muchos que no se denuncian. Muchas chicas jovenes son abusadas sexualmente bajo los efectos del alcohol y las drogas. Esto es abuso sexual porque no dan su consentimiento, pero la mayoría no lo saben y no lo denuncian. Mucha gente considera que esto no es abuso, creen que si han bebido es su culpa.
- La trata de mujeres y la prostitución siguen siendo una realidad en muchos países, entre ellos España. Todavía hay muchas personas que no consideran la prostitución como una forma de maltrato a la mujer, sino que piensan que es una elección suya. En España no es legal la prostitución pero se sigue hablando de «clientes» y considerándola por muchos como una actividad de ocio masculina. En muchos periódicos prestigiosos y de tirada nacional hay una sección de anunciós de prostitución.
- En los medios de comunicación se sigue ofreciendo una imagen estereotipada y sexista de la mujer: suele aparecer como una persona con pocos intereses, sin capacidad de decidir, sólo preocupada por las tareas domésticas, que sólo tiene valor por su físico (de extrema delgadez habitualmente), que es objeto sexual del hombre, etc.
- La «ablación» o «mutilación genital femenina» se sigue aceptando como práctica cultural en numerosos países del África Subsahariana y Oriente Medio. En España se calcula que más de 10.000 niñas, hijas de inmigrantes, se encuentran en riesgo de sufrir esta práctica. Hasta la fecha, sólo dos provincias, Cataluña y Aragón, han desarrollado protocolos específicos para prevenirla.
- Aunque España no es un país en guerra en la actualidad, las mujeres siguen siendo un botín de guerra en los conflictos armados de todo el mundo. Se usan como forma de devastar psicológicamente al enemigo. Niñas, adultas y ancianas son violadas sistemáticamente. Tan sólo en la guerra de Los Balcanes se da el dato de 20.000 mujeres bosnias violadas en 1993, siendo tan solo denunciadas una de cada cuatro agresiones, con el agravante dramático de que muchas mujeres quedaron embarazadas.