Las fiestas navideñas en España

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Si un español vive en el extranjero, procurará volver a casa para celebrar las fiestas más importantes del año: Nochebuena, Navidad (nacimiento de Cristo) y Reyes (adoración de los Reyes o Epifanía). Duran más o menos dos semanas, y se llaman “las Navidades”. Son todas fiestas cristianas, pero las celebran tanto creyentes como ateos. Su importancia radica en que en estas fechas – la última semana del año y la primera del año nuevo – se reúne toda la familia.

Pero incluso un mes antes el espíritu navideño se adueña de las ciudades. Las calles lucen una iluminación especial, se organizan mercadillos de Navidad, los centros comerciales abren los domingos para satisfacer la necesidad de comprar regalos a los familiares. Sacan a la venta árboles de Navidad, aunque muchos españoles prefieren poner el tradicional “belén”: una maqueta con figuritas que representan el nacimiento del Niño Jesús en Belén.

La noche del 24 al 25 de diciembre, víspera de Navidad, se llama “Nochebuena”. Es tradición cantar canciones de Navidad, los “villancicos”, que tienen una historia centenaria. Los niños pequeños andan por las casas vecinas pidiendo “aguinaldo”, una pequeña dotación en dinero o dulces. Los dulces navideños españoles son bastante famosos, tienen origen árabe y están hechos a base de almendras y miel. Empiezan a venderse también un mes antes de las fiestas, pero lo normal es comerlos durante las Navidades. Los más famosos son el turrón (blando y duro), el mazapán y los polvorones. En Nochebuena se reúne toda la familia en casa de un familiar, normalmente a partir de las 9-10 de la noche, y comen y cantan hasta la medianoche. En la mesa nunca falta el pavo o el cochinillo, jamón y una buena selección de mariscos. A las doce los católicos practicantes asisten a la Misa de Gallo.

Al día siguiente es la Navidad, y la familia vuelve a reunirse, esta vez para comer. Normalmente las parejas, para no ofender a nadie, celebran la Nochebuena con la familia del chico y la Navidad con la de la chica, o al revés. La gente se felicita con la frase “Feliz Navidad”, pero este día no hay regalos.

La Nochevieja, última noche del año, es una fiesta “de importación”, por eso es menos importante que la Navidad. Muchas familias la celebran con sus amigos, o se quedan en casa. Para los madrileños es tradición ir a la Puerta del Sol en torno a las doce para escuchar allí las doce campanadas. Pero sea donde sea, a las doce en punto un buen español tiene que tomarse con cada campanada las doce uvas. Eso sí, previamente las pelan. Después de las uvas, se brinda con cava o champán y se dice “Feliz Año”. La gente lanza petardos y fuegos artificiales.

Las fiestas acaban con el día de Reyes. La tarde del 5 de enero los niños de toda la provincia de Madrid vienen a la capital para ver la cabalgata: una larga procesión que encabezan los tres Reyes Magos: Melchor (viejo de barba blanca), Gaspar (el joven) y Baltasar (el rey negro). Vienen montados en carrozas, o en camellos y elefantes. Muchos años aparecen de forma más inesperada: bajando en un paracaídas, en helicóptero o en trineo… Su misión es, además de dar la bienvenida al niño Jesús, llevar regalos a los niños, lo que en otros países hacen Papá Noel o Santa Claus. Pues bien, en España ocurre la noche del 5 al 6 de enero. Tradicionalmente, los niños tienen que sacar sus zapatos a la ventana para que los Reyes pongan allí los regalos: ahora a menudo abultan tanto que no caben en ningún zapato… Y, claro, para que los Reyes sepan qué regalo traer, varias semanas antes los niños les escriben una carta.

El día siguiente, 6 de enero, es festivo en toda España, y la familia vuelve a juntarse para merendar. El plato más esperado en esta ocasión es un enorme bizcocho redondo con nata, llamado “roscón de Reyes”, que tiene una sorpresa: una figurita. Al que le toca, le va a acompañar buena suerte durante todo el año… ¡si tiene mucho cuidado a la hora de masticar!