Mi amiga se llama Elena. Tiene 19 años. Es de Moscú como yo. Es una chica muy buena y simpática.
Es alta, delgada y rubia. Tiene el pelo largo y los ojos marrones. Siempre lleva un vestido largo que es muy bonito y cuando se pone zapatos de tacón alto, parece todavía más alta.
Es mi mejor amiga. La conozco desde muy pequeña, porque vive en una casa cerca de la mía. Siempre estamos juntas. Ella me conoce muy bien porque siempre le cuento toda mi vida. Nos vemos casi cada día. A veces voy a visitarla a su casa y a veces ella viene a mi casa a verme. Pasamos muchas horas jugando y hablando. Cuando no tenemos mucho tiempo para vernos, nos llamamos por teléfono o charlamos en internet.
Por desgracia, ella estudia en otra universidad y ahora nos vemos menos. A veces después de las clases quedamos en una cafetería y tomamos una taza de café o de té. Me siento muy feliz cuando ella está al lado.
Elena me entiende muy bien. Cuando tengo problemas, me ayuda mucho. Yo también la ayudo en los momentos difíciles de su vida.
Sus padres son buena gente y a veces me invitan a cenar a su casa. Y si es muy tarde, me permiten pasar la noche allí.
Los mejores momentos de nuestra amistad son las vacaciones. Nos gusta ir de compras, cocinar juntas o ver nuestras películas preferidas. Nosotras tenemos los mismos gustos.
Hoy me ha llamado y me ha dicho que ha comprado dos camisas nuevas que son absolutamente iguales — una para ella y otra para mí. Estoy muy alegre y muy feliz. Creo que mañana le compro un bolso del mismo color que el mío. Somos como dos hermanas.
Me gusta mucho mi amiga y es la única en todo el mundo.