Cuando tenía ocho años fui a visitar a mi tía a la ciudad de México. Fui con mi mamá. Subimos al avión y me senté al lado de la ventanilla.
Al principio tenía un poco de miedo pero cuando despegamos fue todo muy divertido. Desde el aire se podía ver todo y la asistente de vuelo me present— al piloto. Toda la experiencia me fascinó.